domingo, 17 de junio de 2018

PERRO NO COME PERRO (o el contubernio entre los políticos)


Al político le gusta pelearse teatralmente con su oponente. Pero todos están muy avenidos en su fin principal: expoliar al ciudadano. Ayudados por los poderes fácticos económicos, confabulan para expoliar la riqueza que generan sus gobernados.

La economía criminal domina el mundo de hoy. En los paraísos fiscales esconden su botín todo tipo de delincuentes: cárteles de la droga, nuevos negreros traficantes de personas (mujeres, emigrantes), señores de la guerra y quienes les venden armas, y demás delincuentes. El político es coleguilla de esa gentuza con la que se alía, constituyendo una simbiosis que, por encima del ciudadano organizan chanchullos mutuos.

A Zapatero se le ordenó colaborar en la organización de una crisis económica con intención de que la gente perdiera el trabajo y entrara en la miseria. Tras él, la derecha elaboró la correspondiente recuperación, la gente debe conformarse con un empleo y sueldo de mierda volviendo a la esclavitud. El ciclo se cierra, siguen ganando los mismos: empresarios, especuladores, bancos y demás traficantes de dinero.

No es extraño que en privado, y a veces en público, los gerifaltes de un partido alaben y protejan a los prebostes de otro. Porque todos están en el mismo bando.

Porque ¡PERRO NO COME PERRO!

sábado, 13 de enero de 2018

LA MUJER MUSULMANA


Se nos vende que la mujer musulmana es una ignorante dominada por un beduino, que es su marido. En mi opinión, nada más lejos de la realidad.

En origen, la razón de las costumbres musulmanas hacia la mujer era protegerlas. Que se fueron transformando en normas de dominio y control. Pero ellas se defendieron como pudieron.

Se las obliga a taparse con unas vestimentas fantasmagóricas. En Occidente, acostumbrados a la mujer en bikini, o incluso sin él, parece aberrante. Pero pasear por la calle controlando lo que te rodea sin que se te reconozca provoca una impresión extraordinaria. Cosa que en Europa se hace libremente. Y si además te pagan por ello, ¡cojonudo!. Con eso y lo que sacan de ayudas sociales para sí y sus churumbeles, vegetan sin dar golpe.

Viven en una sociedad en la que, de puertas a fuera, domina el hombre. Pero en el ambiente doméstico, manda la mujer: la suegra de parte del marido. Y cuando ésta no está, impera la esposa.

La mujer que vive en Europa de hoy decide lo que quiere parir. Los anticonceptivos están al alcance de todas. Y son ellas las que  conforman la familia numerosa invasora, no sus barbudos maridos.

Esperemos que los hijos a pesar del adoctrinamiento, superen esas castrantes  costumbres medievales y envíen el pañuelo y la sotana a tomar viento.