PUDIENDO HACER LAS COSAS MAL ¿POR QUÉ DEBERÍA PREOCUPARME EN
HACERLAS BIEN?
(Dicho popular)
Pues sí. Hoy la mediocridad ocupante
del Poder ataca a todo aquello que suponga excelencia.
Eso de permitirse el lujo de hacer las
cosas mal porque uno no tiene ningún aliciente para hacerlas bien, es una
actitud que se atribuyó a aquél que trabajaba para la Administración. Sin
embargo, y aunque parezca mentira, la mayoría de los empleados públicos se
ganan el sustento vocacionalmente. Y han sido educados para cumplir de manera
efectiva con sus obligaciones.
Sin embargo, hoy hemos llegado al
colmo de tener que soportar a paniaguados de carné que, ahogados en su vulgaridad,
pretenden penalizar al trabajador que busca la eficacia en su puesto. Para, así
disimular su propia inoperancia.
Esa hartura, que prácticamente ya llevamos todos dentro, acaba por hundir cualquier empresa. Nos gustaría que los nuevos gestores fueran capaces de sacarnos de esta desesperanza.
Esa hartura, que prácticamente ya llevamos todos dentro, acaba por hundir cualquier empresa. Nos gustaría que los nuevos gestores fueran capaces de sacarnos de esta desesperanza.