... El Partido Comunista nunca será
legalizado. Vosotros me conocéis bien. Yo también soy hombre de lealtades.
Sabéis de donde vengo y éste es mi firme compromiso. Tenéis mi palabra de
honor...
A.
SUÁREZ
Suárez,
democratizador de la derecha española (la izquierda no fue capaz de dejar el marxismo hasta unos años
después), legalizó el PC a los dos días de haber hecho su solemne promesa. Y las urnas nos mostraron el escaso arraigo del comunismo entre los españoles.
Según Aristóteles, la
política es el arte de lo posible. Suárez tuvo los santos cojones de mentir a los
rancios elementos del antiguo Poder. Sólo se podía actuar así. Por ello, el
tahúr del Guadalquivir (hermano de Juan Guerra, un tal Alfonso) le tildó de “tahúr del
Misisipi”.
Aquel engaño, que fue un medio justificado por el fin, le maldijo para siempre. Pero lo peor es que la
ciudadanía siguió confiando y consintiendo a los políticos prometedores de lo imposible, faltones
a sus compromisos, sin palabra y sin honor. Así llevamos casi 40 años.
A Suárez le zahirieron sus colegas y sus oponentes. Su Real amigo se lo sacudió tramando el 23F. Todo lo vivido, junto a su tragedia familiar, le secó el alma hace años. Por fin le llegó su Paz.
A Suárez le zahirieron sus colegas y sus oponentes. Su Real amigo se lo sacudió tramando el 23F. Todo lo vivido, junto a su tragedia familiar, le secó el alma hace años. Por fin le llegó su Paz.