jueves, 25 de abril de 2013

25 DE ABRIL: DESDE EL LIBRO DE HISTORIA (la Batalla de Almansa) A EL “HOLA” (la bajita plateá)


A principios del siglo XVIII ocurrió un enredo de los más mundiales de la historia: La Guerra de Sucesión Española. Europa quería quitarle hegemonía a Francia. Como sabemos, los europeos llevamos peleándonos desde la caída de Imperio Romano (la única unificación europea que ha existido): Carlomagno, el Sacro Imperio, Felipe II, Napoleón, los nazis, y ahora la Alemania de la Merkel.
La causa cardinal de la guerra de Sucesión fue el puritanismo de las reinas de España, que se veían obligadas a preñarse únicamente de sus esposos, consanguíneos suyos, empeorando la raza real paulatinamente (en otros países, siempre fueron más casquivanas, mejorando los especímenes reales gracias a sus amantes; o los sultanes que, emparejados con sus esclavas regeneraban la especie sultanática). Así pues tras la muerte de Carlos II, el último monstruito austriaco, nos enviaron a Felipe V, armándose un lio que afectó, no sólo a Europa, sino también a toda América (en USA le llamaban la guerra de la reina Ana).
Y, dentro de esa guerra, que ni nos iba ni nos venía, aconteció la batalla de Almansa, el 25 de abril de 1707. Allí, el embrollo histórico era mayor. Las tropas francesas estaban comandadas por un inglés: James Fitz-James-Stuart (que en castellano significa Jacobo Bastardo-de-Jacobo-Estuardo) duque de Berwick, hijo del rey inglés Jacobo II, y de su amante Arabella Churchill, que era hermana de John Churchil primer duque de Marlborough (el famoso “Mambrú” que se fue a la guerra, de la canción; y antepasado del famoso don Winston). En Almansa, el lio lo completaba en conde de Galway, un francés que comandaba las tropas inglesas y austracistas.
En aquella época, los catalanes se habían arrimado al austria, ya que cuando 50 años antes se habían arrimado a los borbones para aprovecharse de Castilla, la cosa  les había salido rana (Richelieu les robó la mitad de su territorio: el Rosellón y la Cerdaña). Así que vinieron a beneficiarse de los valencianos, metiéndoles en el ajo de sus intereses (latosos catalanes, siempre aprovechándose del vecino), y caímos.
Pero en Almansa ganaron los franceses, consolidando en España al Borbón, que nos traía la modernidad, representada por las nuevas ideas ilustradas (¡los borbones modernos! ¡como han cambiado los tiempos!). Se abolieron opresoras leyes medievales. España se constituyó como Estado, consolidándose su unidad territorial. Se abrieron vías comerciales para los territorios de la antigua corona de Aragón (Cataluña y Valencia) con América, mejorando la industria y economía en dichos territorios, iniciándose una prosperidad que ha durado hasta nuestros días. Y así nos lo cuentan historiadores como Kamen, García Cortazar, e incluso aquel falangista convertido en prócer del catalanismo llamado Joan Fuster.
Pero el historicismo nacionalista, y la incultura de algunos valencianos desconocedores de su historia, homenajea a las actitudes retrógradas, a los partidarios del absolutismo imperialista de los austrias, a los reinos de Taifas. Todos  los progres tienen en su pueblo un monumento para adorar al Maulet.
Pero el colmo de la estupidez histórica lo representan los actuales Berwick. La histriónica duquesa de Alba detenta ese título (porque no puede ser transmitido por línea femenina). Y ostenta su bastardo apellido que ha transmitido a su descendencia. Sus hijos, incluida la cursi y gangosa “bajita plateá” (tal como la nominó su difunta ex-suegra, aquella reina del zanganerio televisivo), renunciaron al Martínez (de Irujo). Martínez significa “hijo de Martí” (o de Martín), y la abundancia de esos apellidos demuestra la sementalidad heredada de los que lo llevan.
Así que la familia española que posee más psicópatas reconocidos en su árbol genealógico (que en eso consiste el rancio abolengo de la nobleza: descender de un criminal cuyas hazañas triunfaron en el ámbito guerrero), se queda con su apellido que les consiguió la puta de un rey inglés.

viernes, 19 de abril de 2013

JUVENTUD, DIVINO TESORO


Siempre se consideró al joven, por serlo, eximido de hacer o haber hecho hazañas. No ha tenido tiempo para ello. El valor se le reconoce, aunque aun no lo haya demostrado. Sólo ha vivido de crédito. Esto se halla en la naturaleza de lo humano. Sería como un falso derecho, entre irónico y tierno, que los adultos concedían al mozo.
Pero es estupefaciente que ahora la juventud tome esta situación como un derecho efectivo, precisamente para atribuirse todos los demás derechos, que únicamente pertenecen a quien haya hecho ya algo…
J. ORTEGA Y GASSET

Ortega Gasset se refería a jóvenes de su época, los cuales serían los viejos de hoy en día. Pero en la actualidad, los estudiantes de Medicina, considerados como la “élite” de entre nuestra juventud, acuden como invitados especiales a las sesiones clínicas de nuestro hospital, ocupando los asientos en la pequeña aula, y no son capaces de ceder el sitio a facultativos expertos de casi setenta años, que deben permanecer de pie. Aunque lo más preocupante es que, comentado el hecho con a algunos padres o educadores, a muchos les parece normal. Pues a mí no. Será que estaré pasado. O será que me habré hecho mayor, por suerte.

viernes, 12 de abril de 2013

CHICHARRONES


¿Son los empleados realmente unos gandules o es que están mal gestionados?
ROY LILLEY
              
Porque si lo que más valora un directivo al elegir a sus colaboradores es la capacidad lamedora que le demuestran, no debería sorprenderse al descubrir que tiene un equipo constituido por una pandilla de mamones.
Así que cuando, afiliado a una u otra cofradía (política, cultural, académica o masónica), un sanchito de pueblo consigue la isla Barataria, enseguida se pone a favorecer a sus chicharrones (pelotilleros, elegidos entre los más memos, para que no le hagan sombra). Los cuales escampan el chapapote sobre cualquier organización.
O, aquel césar con bigotito que registró en el cuaderno a su coro de aduladores, y seleccionó para sucederle al más genuflexo. El cual, alcanzado el poder, se dedica a reverenciar al 4º Reich, consagrando la ruina de su pueblo.
Porque una panda de mamones es capaz de hundir a cualquier empresa (privada o pública). E incluso hasta a una nación entera.